Etapa 1: Camping Paine Grande – Camping Grey
Distancia: 11km, desnivel aprox: +500m
Todo estaba a punto para nuestro primer día en el parque nacional de las Torres del Paine. A la mañana siguiente temprano cargamos las mochilas y fuimos a la estación de autobuses. Habíamos reservado con Bus-Sur, la única que nos permitía hacer compra online anticipada. Por contra los horarios de sus flotas no están sincronizados con los transfers. A la ida tuvimos que madrugar innecesariamente y para la vuelta hubo que buscar un transporte que nos llevara al punto de recogida ya que ningún transfer regular llegaba a tiempo. De haberlo sabido con antelación habríamos buscado alternativas (si se va con margen de tiempo al menos un día antes, cosa que no hicimos, se puede reservar allí mismo). El bus hizo una primera parada en la entrada principal del parque donde tuvimos que firmar un documento y abonar el ticket de entrada (se puede pagar con tarjeta).
Después del trámite volvimos a subir al bus que nos llevó hasta la entrada de Pudeto. Hacía muchísimo viento así que estuvimos esperando en el único bar que había allí hasta la hora de salida del catamarán (el precio es caro pero no hay otra forma de acceder al parque por ese lado, no se puede reservar, se paga dentro y solo aceptan efectivo).
Una vez en el parque, tras una breve pausa, tapados para protegernos del frío y el viento arrancamos la primera etapa del recorrido con todo a cuestas pues solo eran 11 kilómetros que no aparentaban ser difíciles. El comienzo es amargo, un camino árido y con árboles quemados, ya nos advirtieron en la caseta de información.
Al rato el viento sopla con más fuerza con frecuencia en nuestra contra y le acompaña la lluvia. Esto sumado al desnivel y el peso de las mochilas hacía que avanzáramos muy lentamente. Incluso nos granizó! Un recorrido que parecía no llegar nunca a su fin, un agotamiento psicológico como no habíamos sentido antes.
En estas condiciones no podíamos disfrutar del paisaje, ansiábamos llegar al camping pero al no llevar gps no teníamos modo de saber cuanto quedaba.
Por el camino hay unos pocos mapas con indicaciones pero tengo la sensación que las mediciones no son correctas. 11 kilómetros más tarde, que parecieron lo menos 20, llegamos a nuestro destino: el súper cutre camping Grey (que es de pago), que no hace justicia al enorme glaciar de donde toma su nombre. Fuimos para hacer check-in, simplemente anotamos nuestros datos, y buscamos una zona para acampar tratando de estar resguardados del viento y la lluvia. Se hacía tarde así que hubo que mojarse para instalar la tienda, esa sería la única ducha que tomaríamos allí pues hay pocas duchas y estaban muy sucias por el barro. Luego fuimos al quincho (como aquí llaman a la cocina), que era minúsculo para la capacidad del camping y hubo que esperar un buen rato hasta conseguir hueco.
A pocos metros del camping hay un refugio, por la ventana podíamos mirar atónitos lo que había en su interior. Vimos mujeres con vestidos de noche y algunas personas tomando cócteles en enormes sofás. Modo que bajo mi visión le quita parte de su encanto a la experiencia aunque por otro lado le confiere un interesante contraste. Y es que el parque se puede experimentar de muchas maneras en función del presupuesto que uno quiera invertir.
Después de cenar fuimos a dormir con la amarga sensación de que la aventura podía terminar antes de lo esperado.
Impressionant